martes, 23 de febrero de 2010

PT ACUSA DE ENTREGUISTA A FERNANDO LUGO

PT ACUSA DE ENTREGUISTA A FERNANDO LUGO

PT ACUSA: FERNANDO LUGO=ENTREGUISMO Y SUMISIÓN
Lula tiene dos directores en Itaipú

Una de las promesas centrales de Fernando Lugo durante su campaña electoral en busca de la presidencia fue el impulsar la renegociación del leonino tratado de Itaipú. Al embanderarse con esta reivindicación histórica e impostergable, la chapa Lugo-PLRA se granjeó la simpatía y apoyo de amplios sectores sociales y de izquierda.

La “letra” del tratado y el “precio justo”

No era para menos. Según el Tratado de Itaipú, firmado en 1973 por los dictadores Alfredo Stroessner y Emilio Garrastazú Médici, a cada país le corresponde el 50 por ciento de la energía producida por la represa. El Paraguay utiliza solo el 5 por ciento de su parte y el Brasil el 95 por ciento. El “excedente” paraguayo es de 39 millones de megavatios hora y, de no modificarse el Tratado, nuestro país está obligado a cederlo exclusivamente al Brasil, que paga por la energía un precio irrisorio.

El Paraguay recibe aproximadamente 120 millones de dólares anuales por la cesión de su excedente energético al Brasil. Según un estudio de la ANDE, la compensación mínima que debe recibir el Paraguay, en base al precio de mercado (sin contar royalties, resarcimiento, gastos de explotación) es de 900 millones de dólares al año. En total, según declaraciones del propio Lugo durante su campaña electoral, el “precio justo” se traducía en 1.800 millones de dólares anuales.

El acuerdo Lugo-Lula

El acuerdo firmado entre Lugo y Lula el pasado 25 de julio de 2009 está lejos reivindicar este “precio justo”. Mediante el documento, que aún no se aplica, se manifiesta la intención de aumentar la compensación de 120 millones de dólares que recibe el Paraguay actualmente a 360 millones de dólares. Se expresa también que se “estudiará” la posibilidad de una venta directa “gradual” de la energía paraguaya en el mercado brasileño.

El gobierno de Lugo-PLRA presenta este acuerdo como una “conquista histórica” cuando, en realidad y hasta ahora no pasa de una mera intención, y considerando las declaraciones de Gustavo Codas, es una migaja que larga Brasil para poder asegurarse el control del pan.

“No cambiar la letra” es no cambiar la actual sumisión

Y esto fue justamente lo que consiguió el gobierno de Lula. A fines de enero, Lugo nombró como director paraguayo del ente “binacional” a Gustavo Codas, ex miembro de la dirección del PT brasileño donde se desempeñó como uno de los principales asesores políticos de Lula da Silva en sus campañas presidenciales. Lula tiene, a través de Lugo, dos directores en Itaipú.

Codas, el pasado 17 de febrero, en un insólito ataque de sinceridad, expuso la política del gobierno actual con relación a Itaipú. Afirmó: “Creo que a esta altura está bastante más claro que nos bastaría con colocar ambos tratados (Itaipú y Yacyreta) en un nuevo contexto”. El “nuevo contexto”, para el gobierno, es el acuerdo del 25 de Julio y no la renegociación del tratado. Esto lo dijo Codas muy claramente: “No considero que sea necesario cambiar la letra de lo que está escrito, sino el contexto, la interpretación y el rumbo de lo que se quiere hacer. Creo que la declaración del 25 de julio muestra eso” (ÚH, 20-02-10).

Lugo-PLRA se conforman con lograr “que se aplique” lo que hasta ahora es una simple declaración y que no atiende las principales reivindicaciones paraguayas, a saber: vender a precio de mercado la energía que le corresponde, la libre disponibilidad de comercializar a terceros (no solo al mercado brasileño) su excedente y la revisión de la deuda espuria de alrededor de 4 mil millones de dólares.

Esta política tiene un nombre: entreguismo.

La administración de Lugo-PLRA renunció –si alguna vez la impulsó realmente- a la lucha histórica por la reivindicación de la soberanía energética y la renegociación del Tratado de Itaipú.

De esta manera Lugo y Gustavo Codas abandonan una bandera democrática elemental como es la bandera de la soberanía. Y no va a ser la primera vez que los tributarios de la socialdemocracia en su afán de encontrar balón de oxígeno o de “agradar” a ciertos mandantes de turno, ceden en aras del “realismo político”, al pragmatismo.

A nivel de tácticas, la política pragmatista es comprensible y hasta aceptable, pero a nivel de principios y de estrategias es sencillamente criminal.

De ser por este gobierno, el tratado de Itaipú (tal como pretende la diplomacia brasileña) se mantendrá inalterado (sin “cambiar la letra de lo que está escrito”) hasta el 2023.

El Partido de los Trabajadores (PT), condena y repudia enérgicamente esta política de Lugo-Codas a la que califica de entreguista.

Comité Ejecutivo

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