El cardenal Paul Marcinkus llegó a arzobispo y presidente del Instituo per le Opere di Religione o Banco Vaticano, uno de los más grandes paraísos fiscales y lavaderos de dinero sucio del mundo, que fue dirigido por este hombre de Dios entre 1971 y 1989, cuando debió abandonarlo a raíz de la quiebra del Banco Ambrosiano.
El principal accionista de dicho banco era el Banco del Vaticano, cuando el Banco de Italia lo obligó a declararse en bancarrota después de descubrirle una evasión fiscal de mil cuatrocientos millones de dólares y de que asesinaran a su vicepresidente Roberto Rosome. Esta bancarrota le costó al Vaticano cuatrocientos seis millones que les tuvo que pagar a acreedores de aquel. Ya en 1974 el siciliano Michele Sindona, banquero de la Cosa Nostra y que le movía dinero a América a Pablo VI para disimular la fortuna de la Iglesia, también había quebrado causándole pérdidas por treinta millones de dólares.
Sindona murió en la cárcel envenenado con cianuro que le espolvorearon en el café. El presidente del Ambrosiano, Roberto Calvi, conocido como “el banquero de Dios”, terminó colgado de un puente de Londres con los bolsillos de su abrigo llenos de cascotes y diez mil dólares en efectivo como viático para el más allá.
La pieza clave de toda la trama, Paul Marcinkus, escapó merced al Pacto de Letrán y con bendición Papal, huyó a Estados Unidos donde se recluyó en un refugio para religiosos católicos de Arizona. Allí murió impune, en febrero de 2006, aunque todos los indicios lo incriminaban en los chanchullos bancarios ambrosianos e inclusive, en el asesinato del Papa Juan Pablo I.
El 29 de septiembre de 1978, a las 6:45 de la mañana, Marcinkus dijo en el patio cercano al Banco del Vaticano que había encontrado al Papa Juan Pablo I muerto. La residencia de Marcinkus no era dentro de Vaticano; sino a 20 minutos de allí. No se conocía que fuera madrugador. Su presencia en el Vaticano a aquella hora nunca fue explicada. Ese mismo día debía ser substituido como jefe del Banco del Vaticano por Msgr. Abbo.
EMULO DE MARCINKUS EN PARAGUAY
No menos cinematográfica es la historia del cura Fernando Lugo, actual presidente del Paraguay, unido con Marcinkus por la sotana y la falta de escrúpulos.
Obispo de una región paupérrima del pobre Paraguay, Lugo se las ingenió para reclutar adeptos a su plan político entre seminaristas cuyas ideas radicales alimentó predicando la teología de la liberación, sin creer en ella. Paralelamente, se hizo conocer en la zona de su obispado por abusar de menores indigentes, dejando a varias de ellas preñadas de manera absolutamente amoral e irresponsable.
Su grupo político originario (hoy EPP) realizó en procura de fondos 4 secuestros extorsivos (Edith Debernardi, Cecilia Cubas –hija del ex presidente de la República Raúl Cubas–, Luis Lindstron y ahora Fidel Zavala Serrati); y al decir de un amigo personal del cura –Luis Aníbal Schupp- fueron indispensables para solventar su campaña política en sus inicios.
Cuando finalmente la oportunidad de saciar la ambición de poder le llegó, de manos de una prensa inescrupulosa que soportó su proyecto mesiánico, y de políticos sin ética que se colgaron de su sotana, no tuvo escrúpulos para iniciar una cacería de los mismos adeptos con los cuales su candidatura había dado sus primeros pasos, ordenando el asesinato entre otros, de Severiano Martínez, de cuya familia era un viejo amigo.
Paralelamente, los manejos turbios de su gobierno se fueron haciendo cada vez más notorios, tanto como pactos en las sombras y el nombramiento de fascinerosos en cargos de alta responsabilidad.
Una de las más destacadas obras de Lugo en el poder fue favorecer a la derecha corrupta a la que supuestamente desbancó, pero a la cual teme, en tanto se mostró inflexible con los sectores débiles y sobre todo, con los pobres a quienes supuestamente iría a proteger.
OXÍGENO PARA LA DERECHA MAFIOSA
El marxista partido de los Trabajadores describe a Fernando Lugo como “soberbio ante el pueblo trabajador, pero acostumbrado a doblar rodillas frente a sus mandantes de la derecha tradicional”.
“Antes de la aparición de Lugo en la política, el PLRA atravesaba por una de sus peores crisis, producto del descrédito generalizado y de su asociación con la misma política colorada. El Presidente le lavó la cara, lo blanqueó, oxigenó y hoy, desde el poder y la posibilidad de aceitar su engranaje con dinero público y negociados de toda índole, los liberales se han dinamizado y robustecido como nunca antes”, opinan.
Fernando Lugo fue tiempo atrás delatado por un cercano colaborador del dictador Stroessner, como una ficha en los planes del fascismo, que espera volver con las botas puestas en el 2013.
El Partido de los Trabajadores también asegura que el presidente Fernando Lugo y el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) están unidos contra el cambio en Paraguay. El documento señala que días atrás, el PLRA anunció una amplia reunión para “evaluar” su participación en el gobierno de Fernando Lugo. Sin dudas, la movida fue en respuesta a varios nombramientos de colorados en entes públicos importantes hechos por el presidente y la necesidad liberal de presionar por más cargos y zoquetes en el aparato estatal.
Lugo, en incómoda posición, debe complacer a tirios y troyanos tras el vergonzoso pacto sellado con la “rosca mafiosa”, el oviedismo y los sectores Llano-Efraín del partido azul.
ELOGIOS A LA DERECHA RECALCITRANTE
El presidente, haciendo caso omiso a sus recomendaciones médicas, asistió a un importante acto político de presentación de las candidaturas municipales del PLRA.
Tekojoja ya no tuvo “la misma suerte” ya que fue plantado por la “obediencia” de Lugo a las prescripciones médicas.
Seguramente, las izquierdas luguistas volverán a echar la culpa de la predilección de Lugo hacia los liberales no a su opción política sino a la izquierda y el movimiento social que son débiles, tienen poco peso parlamentario y son una “pileta vacía”, ironiza el PT.
El acto fue en el local del Rowing Club, en presencia de Llano, Federico, y candidatos a intendentes, a concejales, gobernadores, parlamentarios y dirigentes de todos los sectores liberal, y fue aprovechado por Lugo para deshacerse en elogios y agradecimientos al PLRA, partido tradicional y conservador de derechas.
LA CORRUPCIÓN NO SE DETIENE
En tanto Lugo y la falsa izquierda conectada a las ONG y la embajada norteamericana se unen contra los sectores populares, la corrupción y el grotesco derroche de su gobierno no se detienen.
Como botón de muestra del despilfarro del dinero de los contribuyentes en el sector público, el flamante titular de la Secretaría de la Vivienda viajó con su secretaria y dos funcionarios a un evento de tres días en Buenos Aires con G. 32 millones de viático. Entretanto, el ministro de Hacienda presentó ayer al Congreso el proyecto de presupuesto 2011, que contempla un aumento del 12,3% en el gasto estatal. Se prevén erogaciones por casi US$ 8.300 millones, incluido un ajuste del 5% para todos los funcionarios.
En los puertos, la corrupción es pan de todos los días.
Supuestamente por “urgencia” se hizo la compra directa de dos grúas fijas y dos portacontenedores por G. 24.000 millones en Puertos, pero los equipos hasta hoy siguen embalados. Por pedido del nuevo titular de la institución y ante “serios indicios de irregularidades”, Contrataciones suspendió la adquisición. La recepción de los aparatos podría ser declarada nula.
Las últimas transacciones del gobierno también reconocen intentos de negociados anteriores con tierras sobrefacturadas.
La nueva administración del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) anunció la compra de un total de 4.401 hectáreas por unos G. 4.160 millones, lo que arroja un precio por hectárea de G. 945.000, es decir, G. 6 millones menos que los G. 7 millones por hectárea que se pensaba pagar al brasileño Teixeira.
La Ley, en su magnífica ecuanimidad, prohibe, tanto al rico como al pobre, dormir bajo los puentes, mendigar por las calles y robar pan, decía Anatole France.
En el caso del cura Fernando Lugo, sería también aplicable la máxima de Cicerón, quien afirmaba que si las leyes fueran constituidas por los hombres, o por las sentencias de los jueces, serían derechos matar, robar, adulterar, y todo ello fiel al estilo de Paul Marcinkus.
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