Cada día que pasa se consolida el papel de muñeco de torta de la ultraderecha que asignaron al obispo de los pobres Fernando Lugo, sus poderosos financistas y publicistas.
Ayer pidió la renuncia a Roberto Paredes, luguista de la primera hora e íntimo amigo, presionado por la derecha del Partido Liberal y su principal propagandista, Aldo Zucolillo.
Paredes había molestado además a sectores cercanos al clérigo-presidente con sus denuncias de negociados, que pretendían quedarse con las licitaciones de la binacional.
Su promesa de evitar el cuoteo político también fue tirada por la borda ayer, dado que han salido a luz sus pactos con los neoliberales de Luis Alberto Castiglioni, y la derecha fascista del Partido Liberal.
A esto debe sumarse los compromisos hechos con sectores retardatarios como la embajada norteamericana, que financió las ONGs derechistas que apuntalaron su candidatura, la familia del fallecido dictador Alfredo Stroessner y la prensa vinculada al Plan Cóndor y la Secta Moon, capitaneada por ABC color.
El 20 de abril el obispo había ganado las elecciones con fuerte respaldo del sector de Stroessner, la prensa vinculada a la SIP y en ancas de la descarada intervención del embajador norteamericano James Cason.
Actualmente se encuentra implementando una extensión del Plan Colombia en Paraguay, luego de firmar en setiembre acuerdos con Alvaro Uribe, y ya se han denunciado ejecuciones extra-judiciales y torturas de las cuales le responsabilizan los sectores de la izquierda. LAW
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