miércoles, 14 de octubre de 2009

Fernando Lugo: irresponsabilidad y machismo

Fernando Lugo: irresponsabilidad y machismo

La Coordinación de Mujeres del Paraguay (CMP), red de diez organizaciones con 22 años trabajando por los derechos de las mujeres, emitió el 26 de abril este comunicado, en el que presentan sus reflexiones y posiciones ante los sucesos relacionados con la paternidad del Presidente Fernando Lugo. Son reflexiones válidas en cualquier país de América Latina.

Coordinación de Mujeres del Paraguay


La paternidad responsable:
un asunto de interés público
Los derechos de la infancia, así como los derechos de las mujeres, son un asunto público porque están reconocidos y deben ser garantizados, respetados, protegidos y promovidos por el Estado. Un lema feminista desde hace décadas es “Lo personal es político”: lo que aparentemente es una experiencia individual y sin trascendencia política tiene carácter político porque es parte de un sistema general de dominio masculino y de subordinación femenina. La vigencia de derechos que rompen con este dominio es resultado de luchas ciudadanas que deben ser conocidas y reconocidas por todas y todos.


El poder de un hombre
no está por encima de la ley
Como feministas, nos parece importante que el desarrollo de los hechos demuestre que existen mecanismos y herramientas para ejercer derechos, que deben ser cumplidos incluso por quienes tienen poder. El Presidente, como ciudadano paraguayo, no está por encima de las leyes y debe cumplir con sus deberes de reconocimiento, cuidado y alimentación de quienes resulten ser sus hijos.


La conducta del Presidente refleja persistencia del orden patriarcal
El Presidente es parte de una cultura de dominio masculino con plena vigencia en la sociedad paraguaya. Mucho se ha hablado ya de las relaciones de poder de Lugo con algunas de las posibles madres de sus hijos, análisis que nos parece pertinente y que cuestiona el orden patriarcal. Al mismo tiempo, nos preocupa que las referencias a estos casos refuercen otros estereotipos atribuidos a las mujeres: como pobres víctimas desprotegidas, como seres incompletos que precisan a un hombre que las proteja y como personas sujetas al dominio masculino en el marco de una heterosexualidad obligatoria. Es esta claudicación permanente de la autonomía la que perjudica a las mujeres frente a jefes, caudillos y diversos poderes de la cultura patriarcal.


En un Estado laico no hay privilegios basados en la religión
Actualmente las hijas e hijos -de un Presidente y de quien sea, nacidas y nacidos en cualquier circunstancia- tienen iguales derechos ante las leyes. Antes existían clasificaciones basadas en el estado civil y en la relación entre padres y madres. Por ejemplo, se consideraba como “hijos sacrílegos” a descendientes de curas, obispos y demás jerarcas de la iglesia católica. Era así porque el Derecho Canónico regía el pensamiento del Derecho Civil, influencia aún vigente aunque haya habido cambios. Por ello, es importante erradicar todo resto de Derecho Canónico de nuestras leyes para que una religión no siga discriminando. Sólo un Estado laico puede garantizar los derechos de todas las personas, independientemente de su credo.


La doble moral de la iglesia católica
discrimina y perjudica a las mujeres
La presión cultural y política del catolicismo institucional sobre las leyes, las políticas y las costumbres de nuestro país es negativa para los derechos de las mujeres. La jerarquía católica ha protegido la doble moral reinante, usando el púlpito y su poder para recriminar y negar los derechos sexuales y reproductivos de las personas, protegiendo a la vez a sus propios miembros cuando éstos llevan una vida sexual irresponsable. Es tiempo de reconocer y cambiar esta situación.


El modelo familiar nuclear
y heterosexual no es el único válido
Podemos obligar a través de leyes a que los hombres reconozcan a su descendencia y se hagan cargo económicamente de ella, y esto es necesario en un país de padres irresponsables como es el Paraguay. Sin embargo, no por ello debemos olvidar que el modelo tradicional de familia nuclear y heterosexual no es el único válido para la crianza de niñas y niños. Las leyes no resuelven la necesidad de afecto y cariño. Nos oponemos a que el reconocimiento paterno -más aún, cuando fue inicialmente negado- vaya acompañado de un poder desproporcionado para hombres que, pese al reconocimiento, estarán ausentes frente a las demandas del cotidiano cuidado de hijas e hijos.


El estupro: una burla a los derechos y la dignidad de las mujeres
Más allá de la posible prescripción de los hechos, nos preocupa que el Presidente pudiera haber cometido hechos punibles contra la autonomía sexual de las personas. Pero, ¿qué pasaría si Lugo fuera culpable? Según lo previsto por nuestro Código Penal, machista y discriminatorio, tendría que pagar una multa y asunto terminado. Ésta es la seriedad con la que se toman nuestras leyes la dignidad de la vida de las mujeres. Nos molesta profundamente que personas y grupos políticos que desde sus cargos legislativos no atendieron nuestro reclamo sobre cambios a la ley penal -en éste y en muchos otros aspectos-, hoy hagan uso político de la supuesta falta presidencial.


A las feministas se nos escucha cuando conviene
Nos llama la atención el reclamo generalizado de que las feministas nos pronunciemos frente al caso de las paternidades de Lugo, cuando en nuestra lucha cotidiana no se nos escucha y, aunque de hecho, varias organizaciones y mujeres feministas ya se han pronunciado, mostrando la diversidad de este movimiento social en Paraguay. No nos escucharon cuando hicimos sugerencias frente al proceso de modificación del Código Penal, cuando luchamos por la aprobación de una ley de protección a victimas de delitos contra la autonomía sexual, o por una ley de salud sexual y reproductiva. Las mismas personas que se opusieron a nuestras demandas ahora denuncian y piden que hablemos para usar nuestra voz en contra del gobierno. La hipocresía, el oportunismo y la doble moral de gran parte de la clase política quedan patentes con estos hechos.


Nos oponemos al uso político
de la lucha de las mujeres
Como CMP rechazamos que los partidos políticos y los sectores dominantes y favorecidos a lo largo de la historia del país usen la victimización de las mujeres para sus propios intereses. Cuando estos sectores se comprometan realmente con nuestras luchas podrán hablar con credibilidad sobre estos temas. Mientras tanto, no busquen hacer de nuestras demandas “carne de cañón” para sus pretensiones políticas.


Apoyamos la gestión de nuestras compañeras en el Estado
Las organizaciones que conformamos la CMP apoyamos la gestión y el esfuerzo que compañeras nuestras, Gloria Rubín y Liz Torres, desarrollan hoy al frente de la Secretaría de la Mujer y de la Secretaría de la Niñez y Adolescencia. La historia de lucha que poseen certifica su interés en mejorar la situación de mujeres y de la infancia, y no le deben nada a ningún poderoso por estar en el lugar que ocupan. Nos alegra que se queden allí para seguir trabajando y no queremos que dejen esos espacios a quienes claman por su alejamiento de los mismos. Al contrario, creemos que es la oportunidad de posicionar con mayor firmeza la necesidad de cambios que coloquen en el centro de la gestión pública los derechos de las mujeres y de la niñez y adolescencia, en especial una fuerte campaña por la paternidad responsable.

Considerando todo esto, la CMP repudia la actitud irresponsable y machista del presidente Fernando Lugo y exige que asuma y repare sus errores, no sólo con un discurso y actuando con la verdad ante las denuncias que le atañen, sino además promoviendo políticas públicas sobre derechos sexuales y reproductivos, sin discriminaciones ni hipocresías.

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